Según la clasificación de la O.M.S. los trastornos de adaptación son la forma actual de denominar lo que antes se llamaban depresión reactiva. Para evitar confusiones seguimos literalmente la clasificación Internacional de enfermedades (CIE 10ª)
Los trastornos de adaptación son estados de malestar subjetivo acompañados de alteraciones emocionales que, por lo general, interfieren con la actividad social y que aparecen en el período de adaptación a un cambio biográfico significativo o a un acontecimiento vital estresante.
El agente estresante puede afectar la integridad de la trama social de la persona (experiencias de duelo, de separación) o al sistema más amplio de los soportes y valores sociales (emigración, condición de refugiado).
El agente estresante puede afectar sólo al individuo o también al grupo al que pertenece o a la comunidad.
Las manifestaciones clínicas del trastorno de adaptación son muy variadas e incluyen: humor depresivo, ansiedad, preocupación (o una mezcla de todas ellas); sentimiento de incapacidad para afrontar los problemas, de planificar el futuro o de poder continuar en la situación presente y un cierto grado de deterioro del cómo se lleva a cabo la rutina diaria.
El enfermo con trastorno adaptativo puede estar predispuesto a manifestaciones dramáticas o explosiones de violencia, las que por otra parte son raras. Sin embargo, trastornos disociales (por ejemplo, un comportamiento agresivo o antisocial) puede ser una característica sobreañadida, en particular en adolescentes. Ninguno de los síntomas es por sí solo de suficiente gravedad o importancia como para justificar un diagnóstico más específico.
En los niños los fenómenos regresivos tales como volver a tener enuresis nocturna, utilizar un lenguaje infantil o chuparse el pulgar suelen formar parte del cortejo sintomático. Si predominan estas características debe recurrirse a F43.23.(ver tabla más adelante)
El cuadro suele comenzar en el mes posterior a la presentación del cambio biográfico o del acontecimiento estresante y la duración de los síntomas rara vez excede los seis meses, excepto para el F43.21, reacción depresiva prolongada.
a)La forma, el contenido y la gravedad de los síntomas.
b)Los antecedentes y la personalidad.
c) El acontecimiento estresante, la situación o la crisis biográfica.
Si se satisfacen las pautas de trastorno de adaptación, la forma clínica o manifestación predominantes pueden ser especificadas mediante un quinto carácter adicional:
Los llamados trastornos adaptativos son, en definitiva, una reacción o respuesta a ente una situación estresante más o menos importante, dando lugar como hemos visto en la clasificación de la OMS a síntomas depresivos, ansiosos o conductuales.
Según la sintomatología predominante se pautará un tratamiento u otro. En la mayoría de los casos es aconsejable de entrada la psicoterapia, es decir, el análisis racional de las circunstancias que producen los síntomas. Si la psicoterapia no es suficiente entonces es el momento de introducir la farmacoterapia, dejando claro que el abordaje del factor causal es siempre esencial.
En estos casos serán los ISRS (Escitalopram, Paroxetina, Sertralina, Fluoxetina) los medicamentos más aconsejables. Solo de forma puntual y ante episodios de angustia intensa, se pueden utilizar los ansiolíticos como el Alprazolam, Clonacepam, Loracepam o Cloracepato Dipotásico.
Por último, en algunos casos muy puntuales se puede recurrir a antipsicóticos en bajas dosis de tipo sedante como la Olanzapina.