Este trastorno fue definido en el año 2000 por Steven Bratman. Es un término que procede del griego (ortho, justo, recto, y orexia, apetencia), así que ortorexia vendría a significar «apetito correcto», aunque hoy en día denominamos así a un trastorno que consiste en la obsesión por la comida sana.
La ortorexia ha sido reconocida oficialmente en los manuales terapéuticos de trastornos mentales recientemente y los estudios en torno a ella, aunque escasos sí parecen confirmar que detrás de la obsesión por un menú escrupulosamente limpio subyace con frecuencia un trastorno psíquico.
La preocupación patológica por la comida sana lleva a consumir exclusivamente alimentos procedentes de la agricultura ecológica, es decir, que estén libres de componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas, además de aquellas sustancias que hayan sufrido alguna clase de “condena o superstición”. Esta práctica puede conducir muchas veces a que se supriman la carne, la grasa y algunos grupos de alimentos que, en ocasiones, no se reemplazan correctamente por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales.
Aunque todavía no están lo suficientemente contrastados, existen algunos criterios diagnósticos para la ortorexia serían:
También se consideran síntomas algunas conductas relacionadas con la forma de preparación (verduras siempre cortadas de determinada manera) y con los materiales utilizados (sólo cerámica, sólo madera, etc.), ya que también forman parte de los rituales obsesivos.
En definitiva, la vida cotidiana se ve afectada, ya que lo que empezó como un hábito alimentario, deriva casi en una “religión” donde la mínima trasgresión equivale al pecado.
Las diferencias de la ortorexia con respecto a otros TCA están en que mientras en la Anorexia y Bulimia Nerviosas el problema gira en torno a la “cantidad” de comida, en la ortorexia gira en torno a la “calidad”.
La persona que sufre ortorexia no está preocupada por el sobrepeso, ni tienen una percepción errónea de su aspecto físico, sino que su preocupación se centra en mantener una dieta equilibrada y sana.
Es necesario saber que existen una serie de factores predisponentes que facilitan sobremanera la aparición del trastorno:
En general, existe un deseo de verse perfectos, lo que coincide con otros trastornos de la conducta alimentaria tales como la anorexia y bulimia nerviosas.
Las consecuencias físicas, son las mismas que las que una inadecuada alimentación y puede provocar: desnutrición, anemias, hipervitaminosis o en su defecto hipovitaminosis, carencias de oligoelementos, hipotensión y osteoporosis, etc. Así como, en fases avanzadas, trastornos obsesivos-compulsivos relacionados con la alimentación. La propia carencia de vitaminas como la B12 provoca alteraciones del comportamiento, que acentúan todavía más su obsesión. Las Consecuencias psicológicas: tales como depresión, ansiedad y trastornos obsesivos.
En consecuencia, habrá que en primer lugar hacer una valoración del estado general de la persona y sustituir las carencias que tenga. En segundo lugar, son útiles el uso de antiobsesivos como la clorimipramina, la Sertralina o la paroxetina en dosis variables según la adherencia y el nivel de cumplimentación que suele ser bajo.