Se denomina de esta forma un estado crónico del curso de la enfermedad esquizofrénica, en el que se ha producido una clara evolución progresiva desde los estados iniciales (que incluyen uno o más episodios con síntomas psicóticos que han satisfecho las pautas generales de la esquizofrenia) hacia los estadios finales caracterizados por la presencia de síntomas «negativos» y de deterioro persistente, aunque no necesariamente irreversibles.
a. Presencia de síntomas esquizofrénicos «negativos» destacados.
b. Evidencia de que en el pasado ha habido por lo menos un episodio claro que ha reunido las pautas para el diagnóstico de esquizofrenia.
c. Un período de por lo menos un año durante el cual la intensidad y la frecuencia de la sintomatología florida (ideas delirantes y alucinaciones) han sido mínimas o han estado claramente apagadas, mientras que destacaba la presencia de un síndrome esquizofrénico «negativo».
d. La ausencia de demencia u otra enfermedad o trastorno cerebral orgánico, de depresión crónica o de institucionalización suficiente como para explicar el deterioro.
El tratamiento será el mismo que el que se usa para otros tipos de esquizofrenia y consiste esencialmente en: Tratamiento con antipsicóticos (Paliperidona, Olanzapina, Aripiprazol, etc.). Terapia de apoyo individual y grupal.