En el cuadro clínico predominan de forma muy manifiesta las ideas delirantes relativamente estables, a menudo paranoides (perjuicio y persecución), que suelen acompañar de alucinaciones, en especial de tipo auditivo y de otros trastornos de la percepción. Sin embargo, los trastornos afectivos, de la voluntad, del lenguaje y los síntomas catatónicos pueden ser poco llamativos. En síntesis, tenemos:
a. Ideas delirantes de persecución, de referencia, de celos, genealógicas, de tener una misión especial o de transformación corporal.
b. Voces alucinatorias que increpan al enfermo dándole órdenes, o alucinaciones auditivas sin contenido verbal
c. Alucinaciones olfatorias, gestatorias, sexuales o de otro tipo de sensaciones corporales.
El curso puede ser episódico, con remisiones parciales o completas, o crónico. En esta última variedad los síntomas floridos persisten durante años y es difícil distinguir episodios aislados. El comienzo tiende a ser más tardío que en las formas hebefrénica y catatónica.
Deben satisfacerse las pautas generales para el diagnóstico de esquizofrenia y además deben predominar las alucinaciones o las ideas delirantes y ser relativamente poco llamativos los trastornos de la afectividad, de la voluntad y del lenguaje y los síntomas catatónicos.
El tratamiento será el mismo que el que se usa para otros tipos de esquizofrenia y consiste esencialmente en: Tratamiento con antipsicóticos (Paliperidona, Olanzapina, Aripiprazol, etc.). Terapia de apoyo individual y grupal.