Enfermedad mental, paradigma de las psicosis y de las alteraciones mas severas, que se caracteriza por distorsiones fundamentales y típicas de la percepción (alucinaciones), del pensamiento (delirios) y de las emociones (embotamiento). En general, se conservan la claridad de la conciencia y la capacidad intelectual, aunque con el paso del tiempo pueden presentarse déficits cognoscitivos.
Son frecuentes la presencia de alucinaciones (especialmente las auditivas), que pueden comentar la propia conducta o los pensamientos propios del enfermo. Suelen presentarse además otros trastornos de la percepción (cenestesias, etc.).
La perplejidad del enfermo es frecuente ya desde el comienzo, y suele acompañarse de la creencia de que las situaciones cotidianas tienen un significado especial, por lo general siniestro y dirigido contra el propio enfermo. El pensamiento se vuelve vago, elíptico y oscuro y su expresión verbal es a veces incomprensible.
Las características más importantes de la afectividad son: la superficialidad, su carácter caprichoso y la incongruencia. La ambivalencia y el trastorno de la voluntad se manifiestan como inercia, negativismo o estupor.
El comienzo puede ser agudo, con trastornos graves del comportamiento o insidioso con un desarrollo gradual de ideas y de una conducta extraña. El curso también presenta una gran variabilidad (no inevitablemente crónico y deteriorante). Aunque en sentido estricto no se han identificado síntomas patognomónicos, ciertos fenómenos psicopatológicos tienen una significación especial para el diagnóstico de esquizofrenia, los cuales suelen presentarse asociados entre sí. Estos son:
• Eco, robo, inserción del pensamiento o difusión del mismo.
• Ideas delirantes de ser controlado, de influencia o de pasividad (referidas al cuerpo, a los movimientos, pensamientos y acciones; sensaciones concretas y percepción).
• Voces alucinatorias que comentan la propia actividad, que discuten entre ellas sobre el enfermo o que proceden de otra parte del cuerpo.
• Ideas delirantes persistentes de otro tipo que no son adecuadas a la cultura del individuo o que son completamente imposibles (identidad religiosa o política, capacidad y poderes sobrehumanos).
• Alucinaciones persistentes de cualquier modalidad, cuando se acompañan de ideas delirantes no estructuradas y fugaces sin contenido afectivo claro, o ideas sobrevaloradas persistentes, o cuando se presentan a diario durante semanas, meses o permanentemente.
• Interpolaciones o bloqueos en el curso del pensamiento, que dan lugar a un lenguaje divagatorio, disgregado, incoherente o lleno de neologismos.
• Manifestaciones catatónicas, tales como excitación, posturas características o flexibilidad cérea, negativismo, mutismo, estupor.
• Síntomas «negativos» tales como apatía marcada, empobrecimiento del lenguaje, bloqueo o incongruencia de la respuesta emocional (estas últimas habitualmente conducen a retraimiento social y disminución de la competencia social).
• Un cambio consistente y significativo de la cualidad general de algunos aspectos de la conducta personal, que se manifiestan como pérdida de interés, falta objetivos, ociosidad, estar absorto y aislamiento social.