¿Qué relación tiene un pequeño olvido con el comienzo de una demencia? ¿Es normal tener fallos de memoria de vez en cuando? ¿Dificultad para nombrar los objetos, olvidos imperdonables, errores de percepción, forma parte de un envejecimiento normal o son por el contrario síntomas de alarma? ¿Cómo se puede ayudar a la familia para que acepte esa cruda y triste realidad? ¿Quién cuida al cuidador? Estas y otras muchas interrogantes habrán asaltado su mente en más de una ocasión. Vamos a intentar despejar algunas de las incógnitas.
La demencia es un síndrome caracterizado por la pérdida progresiva de memoria y de otras funciones psíquicas que provocan en el paciente un deterioro intelectual y de la personalidad en su conjunto. De una forma más técnica, la Organización Mundial de la Salud, define la demencia en estos términos: “Es una enfermedad del cerebro, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, que se caracteriza por la existencia de múltiples déficits de las funciones corticales superiores. La conciencia permanece clara, acompañándose, no obstante, de un deterioro del control emocional, del comportamiento social o de la motivación”.
Las demencias son un problema sanitario y social de gran envergadura y se calcula que su prevalencia global o número de personas enfermas, oscila entre el 5 al 10 % de la población. Así mismo el 15 % de las personas mayores de 65 años presentan este problema, cifra que sube al 30 % cuando la población de referencia tiene más de 80 años.
Según estudios recientes las demencias generan unas 900.000 consultas anuales, de las cuales el 83 % se hacen en atención primaria
Las causas capaces de originar una demencia son muchas y variadas y las recogemos en las tablas que siguen a continuación. No obstante, las que mayor interés pueden tener por su frecuencia serían la enfermedad de Alzheimer (constituye el 70 % de los casos de demencia), la Demencia Vascular, (20 % de las demencias) y las provocadas por medicamentos y sustancias (10 % de las demencias).
Dentro de los factores causales de demencia se calcula que el 10 % son reversibles, aunque solo el 3 % lo serían totalmente. Dentro de este tipo de demencias que podemos considerar de relativo buen pronóstico estarían fundamentalmente las de tipo tóxico, las metabólicas, las tumorales y las debidas a carencias nutricionales.
Hay una serie de signos y de síntomas que nos sugieren con cierta facilidad el diagnóstico de demencia. No obstante, muchas personas acuden angustiadas a nuestras consultas por que en los últimos tiempos han perdido memoria y les han dicho que eso puede ser «Alzheimer». Y aunque es cierto que uno de los síntomas principales de cualquier demencia es la pérdida de memoria, no es el único. Hay otros datos tan importantes o más para diagnosticarlo de demencia. Hay que tener presente que “esos olvidos” que ciertas personas refieren suelen ser con frecuencia síntomas más de tipo depresivo-ansioso o propios del envejecimiento, que de trastornos cognitivos derivados de una demencia. Vamos a darle algunas pistas para su identificación.
La demencia suele empezar con un deterioro progresivo e insidioso de la memoria, olvidando sobre todo los acontecimientos recientes y recordando en cambio lo que paso hace muchos años. A este síntoma, que cada vez se hace más intenso, se le añaden otros.
Aparecen cambios en la forma de ser y desestructuración de la personalidad (exagerándose algunos de los rasgos que ya tenían), pérdida de los hábitos de limpieza y aseo, trastornos del sueño (no duermen por la noche y en cambio dan frecuentes “cabezadas” durante el día), desorientación (llegando en los casos avanzados a no saber donde están), dejadez, agresividad, desinhibición, e incluso ideas delirantes de perjuicio, de ruina o de cualquier otra índole. También puede aparecer otro tipo de alteraciones como dificultades para andar y moverse, para reconocer objetos y nombrarlos, temblores, alteraciones del tono muscular, etc.
Es preciso insistir en que estos son los síntomas de una demencia establecida, en sus inicios, los síntomas no son tan claros. El deterioro se establece progresiva e insidiosamente (salvo en las demencias vasculares), y pueden pasar desapercibidas con cierta facilidad.
Los criterios diagnósticos exigidos por las clasificaciones internacionales para el diagnostico ce una demencia son los siguientes:
Este tipo de demencia es tratable. El factor patógeno también es una disfunción o pérdida de neuronas por causas externas al metabolismo neuronal.
Son irreversibles y progresivas, el factor fisiopatológico principal radica en la hipofunción o pérdida de sinapsis y neuronas a causa de alteraciones inherentes al metabolismo neuronal. Los tipos más comunes son:
Entre las principales enfermedades que pueden producir demencias por trastornos inmunológicos se incluyen:
El tratamiento de la demencia tiene dos grandes apartados. Por un lado, la rehabilitación cognitiva realizando pruebas aparentemente sencillas, pero muy eficaces como hacer crucigramas, jugar a las cartas, hacer sopa de letras, etc. Por otro lado, y en función de la etiología o causas de la demencia, se instauran los siguientes tratamientos:
Inhibidores de la colinesterasa:
Tratamiento anticoagulante
Tratamiento de los síntomas conductuales
También pueden ser de utilidad los llamados calcios antagonistas (Nifedipino), que mejoran la nutrición cerebral y protegen a las terminaciones nerviosas. En el momento actual existen diversas moléculas capaces de mejorar la agresividad, la irritabilidad, los trastornos del sueño, las ideas delirantes, y en definitiva la conducta global del sujeto, estando especialmente indicada la Risperidona. Lo que en nuestra opinión no es correcto, a pesar de ser una de las prácticas más extendida, es la prescripción del Valium y sus derivados. Estos, aunque son sustancias que facilitan e inducen el sueño y disminuyen la agresividad, también disminuyen la atención y la concentración e incrementan las pérdidas de memoria. Además, los tranquilizantes benzodiacepinicos, pueden generar en enfermos de edad avanzada cuadros confusionales de cierta importancia.
CONSEJO: La expectativa de vida aumenta progresivamente y ello da lugar a que podamos presenciar los cada vez mas numerosos casos de demencia.