La característica esencial de este trastorno es un estado de preocupación, temor, e inseguridad persistente, que no esta circunscrita a situaciones concretas, es decir, se trata de una “angustia libre flotante”.
Como en el caso de otros trastornos de ansiedad los síntomas predominantes son variables, pero lo más frecuente es la sensación subjetiva de sentirse constantemente nervioso, con temblor, tensión muscular, sudoración, inestabilidad en la marcha, palpitaciones, opresión en el pecho, y molestias epigástricas.
Es frecuente que el paciente relate temores a que el mismo o un familiar puedan tener una enfermedad, un accidente, u otras preocupaciones y presentimientos muy diversos.
Este trastorno es más frecuente en mujeres y está a menudo relacionado con estrés ambiental crónico. Su curso es variable y tendente a la cronificación.
Los criterios médicos empleados para su diagnostico son los siguientes:
La persona sufre la mayor parte de los días durante al menos varias semanas seguidas algunos de estos estos síntomas:
En los niños suelen ser llamativas la necesidad constante de seguridad y las quejas somáticas recurrentes.
Hay una base genética en esta como en muchas otras enfermedades psíquicas, por eso el tratamiento debe ser largo y constante.
CONSEJO: NO ACUDA A LAS TERAPIAS ALTERNATIVAS, LA ANSIEDAD ES UNA ENFERMEDAD MÉDICA QUE TIENE TRATAMIENTO.