La psiquiatría tiene un gran problema en su práctica asistencia y legal: imposibilidad de OBJETIVAR la existencia del trastorno o enfermedad. No solo no tenemos marcadores biológicos, sino que tampoco tenemos otro tipo de pruebas diagnósticas objetivas (radiológicas, electrológicas, anatomopatológicos, etc.).
Solo la clínica nos permite hacer el diagnostico, es decir lo que nos dice el enfermo y lo que el observador interpreta. Hasta que la ingeniera médica no avance más, estaremos muy limitados, sobre todo en el ámbito de la psiquiatría forense, donde se parte de un criterio muy distinto al que se produce en la psiquiatría asistencial.
En el ámbito forense, el sujeto/paciente/informado con mucha frecuencia simula, sobresimula y disimula, y el psiquiatra forense no puede detectarlo con la certidumbre que se le solicita. Tengamos en cuenta que lo que está en juego en muchos casos es la libertad de una persona, un patrimonio económico muy importante, la continuidad en un trabajo, e incluso la responsabilidad profesional por malapraxis de otro profesional que está en un pleito en cualquiera d ellos ámbitos jurisdiccionales existentes.
Muchos creen que esta falta de medios objetivos no puede ser suplida con la observación médica y con la exploración psicopatológica. Y eso no es así siempre, sobre todo porque simular la enfermedad mental grave es muy difícil, realmente difícil, incluso el mero hecho de intentarlo ya presupone en muchos casos una psicopatología.
Por otro lado, se ha producido una contaminación de los términos médico-psiquiátricos llamando depresión, ansiedad, esquizofrenia, etc. a lo que no lo es, dando lugar todo ello a un aumento del estigma y de los prejuicios. En pleno siglo XXI seguimos viendo al médico psiquiatra de forma muy diferente a como se ve a otro médico, y a pesar de la enorme frecuencia de la morbilidad psiquiátrica (10 % de la población general), la negación y ocultación de este tipo de trastornos es la norma.
No obstante, y como conclusión de este artículo, la falta de objetivación de las enfermedades mentales es un serio inconveniente, sobre todo en el ámbito pericial donde las declaraciones de unos y otros tienen una serie de sesgos propios de un proceso judicial. Solo la experiencia, el método clínico riguroso y la observación prolongada nos darán la respuesta certera.