El «procés» produce estrés, eso es lo que al menos parecen afirmar los datos que van apareciendo día a día, no solo en los medios de comunicación, sino también en revistas especializadas. La situación que se ha producido, y que se sigue produciendo en Cataluña, es psicológicamente compleja. Lo primero que ya se ha observado en una parte significativa de la población, es un estado de estrés generalizado (percepción subjetiva de amenaza) que va en aumento y que no solo se produce en las personas más vulnerables o predispuestas, sino que está dejándose sentir también entre sujetos sanos y emocionalmente estables.
Un numero cada vez mayor de personas en Cataluña se sienten muy asustadas, inseguras, temerosas, creyendo que la situación que están viviendo puede llegar a desembocar en un conflicto muy grave, con enfrentamientos físicos tumultuarios. Parece como si una cierta «locura» se hubiera instaurado en la hasta ahora admirable, culta y tolerante sociedad catalana, sociedad que pretende (al menos un parte de ella) a toda costa llegar a una secesión-independencia del estado español, del que hasta ahora ha sido una región mas, aunque con cotas de autonomía ciertamente singulares.
Dentro del grupo de personas que presentan mayores niveles de malestar psíquico, son los ciudadanos ancianos, que obviamente aun recuerdan las secuelas de la contienda civil que hubo en España en el siglo pasado y que tanto dolor y sufrimiento produjo.
Y aunque estamos convencidos de que es imposible una nueva guerra civil en la España del siglo XXI, ya que el momento histórico actual nada tiene que ver con la situación social y económica que había en aquellos tiempos, no es menos cierto que al paso que vamos se pueden reactivar emociones atávicas y sentimientos tribales contradictorios y peligrosos, que puedan desembocar en un conflicto extremadamente grave.
Por los datos médicos que se manejan cuando las personas vivimos en medio de este tipo de situaciones, al principio solo aparece una cierta preocupación y alguno síntoma como el insomnio o la hiperactividad. El paso del tiempo y la evolución de los acontecimientos van a dar lugar a un aumento del malestar subjetivo, miedo difuso, tensión generalizada, desasosiego, trastornos del sueño, ideas obsesivoides e inquietud generalizada. Es decir, es lo que técnicamente se denomina ansiedad y que llamaran estrés, aunque no sea esta precisamente la denominación técnica más adecuada.
Para evitar o modular positivamente esta reacción que están sufriendo muchos catalanes y también no catalanes ante una situación ansiógena como la que se esta produciendo, me he permitido darles unas sencillas, pero creo a la vez eficaces recomendaciones.
Póngalas en practica y observará como controla mejor su vida, e incluso como puede llegar a conseguir un aceptable bienestar a pesar de «todo lo que esta cayendo».