Me lo acaban de confirmar funcionarios de instituciones penitenciarias, pero yo me resisto a creerlo y creo que es necesaria una aclaración urgente y oficial. El Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Foncalent en Alicante no tiene psiquiatras. Sabia que hay muchos problemas y carencias en la administración pública y en la sanidad penitenciaria, pero esto ya no es una línea roja, es el arco iris completo.
La noticia no puede ser mas oportuna. Ayer se suicido una reclusa popular. Dª Rosario Porto, la madre de la niña Asunta, que según manifiesta una sentencia firme fue asesinada por sus propios padres en Galicia hace 5 años. Pues bien, la madre de Asunta, es la que ha decidido poner un punto y final a la tragedia en la que según nos dicen se había convertido su vida, habiendo sido encontrada a primera hora de la mañana ahorcada en su celda.
Según dicen estaba últimamente más triste de lo habitual. Nadie iba a verla, a penas se arreglaba, no hacia vida con otras reclusas y su estado general era lamentable. Pero parece que no la vio ningún psiquiatra, nadie le instó a ello. ¡Como para entrar en esas cuestiones, no hay psiquiatras y encima no vamos a animar a los reclusos a que consulten! Muy triste todo.
Esta claro que la psiquiatría y las enfermedades psíquicas, a pesar de su abultada frecuencia, son las hermanas pobres de la medicina. Ir al psiquiatra es un lujazo, y mucho mas cuando se habla de ello en el medio penitenciario, en donde más de la mitad de las personas que allí se encuentran son enfermos psiquiátricos en mayor o menor medida.
El numero de suicidios en las cárceles es más del doble del que se produce en la sociedad “normalizada”. Son datos que están ahí y que en parte se deben a factores médico-epidemiológicos; pero también la explicación hay que buscarla en la falta de tratamiento especializado de los internos.
Lo curioso de toda esta historia es que el consumo de psicofármacos en el ámbito carcelario es muy elevado. Es decir, pocos especialistas (algunas fuentes dicen que ninguno), y en cambio circulan entre los reclusos muchos medicamentos cuyo prescriptor natural y habitual es el médico psiquiatra. ¿Cómo se entiende esto?
Algunos afirman públicamente que si no hay psiquiatras en las cárceles que se aguanten, que son delincuentes y que ya tienen demasiados privilegios, apostillando que es normal estar deprimido si se está en la cárcel. Osados e ignorantes son los que así se expresan.
La psiquiatría ha sido, es y será la cenicienta de la historia. Los enfermos mentales son sujetos peligrosos e incurables. Los psiquiatras, los “loqueros”, que solo saben dar pastillas para dejar “zombi” al personal… estigmas, prejuicios, falacias, indigencia intelectual y, sobre todo, desprecio por lo desconocido y falta absoluta de coherencia social.