El trastorno bipolar, antaño llamado, psicosis maníaco depresiva es una enfermedad cuya prevalencia es de 2.5 % de la población y se caracteriza por fases de depresión intensa que se siguen de otras de euforia e hiperactividad exagerada. El paciente con trastorno bipolar presenta un animo oscilante pasando de la alegría y expansividad a la tristeza intensa. Además hay, en según que momentos, ideas delirantes (falsas e irrebatibles) de muchos tipos (grandeza, persecución, ruina, culpa, etc.), trastornos de conducta (como desinhibición, agresividad) y pensamiento fugitivo, verborrea o insomnio, entre otros. Es una enfermedad grave pero que tiene un tratamiento relativamente sencillo y eficaz. Y ese sería precisamente otro de los puntos en litigio y conflicto: la retirada de la medicación, que según dicen aconsejó el psiquiatra que le atendía.
El trastorno bipolar requiere de un tratamiento combinado con antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores del ánimo, según en la fase en la que el enfermo se encuentre. Lo que está aceptado por la comunidad científica es que una vez diagnosticado de Trastorno Bipolar el tratamiento es indefinido, es decir, de por vida, sobre todo por lo que respecta a los estabilizadores del ánimo (entre ellos está el famoso y conocido Litio).