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¿Trastorno mental o problema de educación?

¿Trastorno mental o problema de educación?.

¿Trastorno mental o problema de educación? A veces no es tan sencillo como a primera vista puede parecer establecer las diferencias entre lo uno y lo otro, y eso es así por diversas razones.

La adolescencia es una edad compleja donde existe con cierta frecuencia una “tormenta emocional y hormonal” que puede alterar la conducta e inducir a confusión. Además, en la adolescencia la influencia del entorno es mucho más intensa, ya que en esta etapa vital el individuo es más influenciable y sugestionable. Por último, el adolescente necesita romper el “cordón umbilical familiar”, y para ello lo que hace es identificarse con otros grupos (tribus) para de esa forma percibir su propia identidad.

Si buscamos en las clasificaciones internacionales existen una amplia y variada gama de alteraciones y trastornos psíquicos que son específicas de la etapa infantojuvenil, son los incluidos genéricamente en el manual de clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS: Trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y adolescencia. En este amplio epígrafe tenemos trastornos tan variados como:   

  • Trastornos hipercinéticos.
    Trastorno de la actividad y de la atención.
    Trastorno hipercinético disocial.
    Trastornos disociales.
    Trastorno disocial desafiante y oposicionista.
    Trastorno disocial depresivo.
    Trastorno de ansiedad de separación de la infancia.
    Trastorno de ansiedad fóbica de la infancia.
    Trastorno de hipersensibilidad social de la infancia.
    Trastorno de rivalidad entre hermanos.
    Trastorno de las emociones en la infancia sin especificación. Mutismo selectivo.
    Trastorno de vinculación de la infancia reactivo.
    Otros trastornos del comportamiento social en la infancia y adolescencia.
    Trastorno del comportamiento social en la infancia y adolescencia sin especificación.
    Trastorno de tics transitorios.
    Trastorno de tics crónicos motores o fonatorios.
    Trastorno de tics múltiples motores y fonatorios combinados (síndrome de Gilles de la Tourette).
    Enuresis no orgánica.
    Encopresis no orgánica.
    Trastorno de la conducta alimentaria en la infancia. Pica en la infancia.
    Trastorno de estereotipias motrices.
    Tartamudeo (espasmofemia).
    Farfulleo.
    Otros trastornos de las emociones y del comportamiento en la infancia y adolescencia especificados.

Como vemos la lista es muy amplia, quizá excesivamente para un profano, describiéndose una gran cantidad de anomalías por las que en muchos casos será necesario recibir un tratamiento más o menos continuado.

Por otro lado, la educación familiar actual es excesivamente permisiva y los límites que se le establecen a un niño o adolescente no son claros, e incluso, en muchos casos, no existen. Hoy predomina en exceso la búsqueda del placer, incluso hay jóvenes que creen tener “derecho” a la felicidad, como si esta fuera algo que uno puede adquirir o comprar a su antojo y según el poder adquisitivo que se tenga.

Hoy los menores están hiperprotegidos, cuidados y mimados en exceso. El sufrimiento como forma de maduración no se acepta ni por ellos, ni tampoco por sus propias familias. Hay que facilitarles el camino y ayudarles a conseguir lo que se propongan, aunque ello conlleve sacrificios inadecuados o excesivos.

Además, con frecuencia se lanzan comentarios y tópicos como: “querer siempre es poder”, posiblemente tan bien intencionados como erróneos. Existe un “buenismo” generalizado, que, paradójicamente, se da de bruces con la dura, y muchas veces, cruel realidad que cada día nos llega a través de los medios de información.

Para establecer la diferencia entre una enfermedad mental y un error educativo, lo más adecuado y también lo más eficaz, es hacer una valoración médica y psicológica por profesionales competentes. No se trata de ir al médico ante el más mínimo altercado o disfunción, pero tampoco dejar pasar el tiempo ante un conflicto relacional o educativo, pensando que “el tiempo todo lo soluciona”.

A efectos prácticos y en un intento de prevenir la creación de alteraciones psíquicas en la infancia y adolescencia y proporcionar una educación saludable, lo recomendable en nuestra opinión seria lo siguiente:

  1. ESTABLEZCA SIEMPRE UNOS LÍMITES CLAROS ENTRE LO QUE PUEDE Y NO HACER.
  2. ES ESENCIAL LA COHERENCIA ENTRE LO QUE USTED DIGA Y HAGA.
  3. EVITE MANIFESTAR DISCREPANCIAS CON SU PAREJA ANTE LOS HIJOS.
  4. FACILÍTELE GRADUALMENTE MAYORES NIVELES DE AUTONOMÍA.
  5. NO OLVIDE QUE ES SU HIJO, NO SU AMIGO NI MUCHO MENOS SU “COLEGA”.
  6. INTENTE SER UN REFERENTE PARA ELLOS, PERO SI SE EQUIVOCA, DISCÚLPESE Y RECTIFIQUE.
  7. EVITE LOS DISCURSOS Y LOS “SERMONES”, LOS EJEMPLOS CONVENCEN Y ARRASTRAN MAS.
  8. ESTE DISPUESTO SIEMPRE A ESCUCHAR, AUNQUE LO QUE LE CUENTEN LE PAREZCA BANAL.
  9. NO CASTIGUE SI ESTA FURIOSO, ESPERE A RECUPERAR LA TRANQUILIDAD.
  10. NO ES CIERTO QUE EL TIEMPO “LO CURA TODO”, NO LO DESPERDICIE.

 

Viernes y sábado 2-3 de marzo  en la @unedilles  Curso on line o presencial.

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José Carlos Fuertes

Doctor en Medicina Especialista en Psiquiatría. Profesor Extraordinario de la Universidad de Zaragoza.

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José Carlos Fuertes