Psiquiatría clínica

Daniel Sancho: No es un psicópata

Está siendo sin duda el tema del verano. Quizá por morbo o también por el miedo inconsciente que nos dan este tipo de historias. ¿Como es posible que un muchacho “aparentemente normal” llegue a cometer un crimen de estas características?

Cuando se empieza a analizar desde la óptica psiquiátrica la biografía de Daniel Sancho, se pueden sacar algunos indicios o impresiones interesantes para comprender los hechos (solo disponemos de relatos de los relatos de medios de comunicación).

Unos, compañeros de su adolescencia y amigos ven a Daniel Sancho como un chico casi modélico; mientras que otros destacan su narcisismo, arrogancia y chulería, llegándose a afirmar que su padre estaba harto de él. Pero esto no es nada extraño. La personalidad del ser humano es compleja y, a veces, ya sea por la genética o por el entorno/ambiente, presenta anomalías o trastornos.

Por lo que ha aparecido en los medios, insistimos, solo por eso ya que no tenemos más información, Daniel pudiera tener rasgos anómalos de personalidad, pero lo que no nos parece es que sea un psicópata, como se viene manifestando de forma poco rigurosa por expertos y por no tan expertos.

Un acto puntual no define una personalidad. La forma de ser es un patrón de conducta estable, continuo, que determina las respuestas que el sujeto va a dar ante los diversos avatares que se le presenten en su proceso vital y que se construye por la suma del temperamento (genética) y del carácter (ambiente).

Dicen estos días, de forma repetitiva, que cualquier ser humano puede ser un homicida. Cierto, pero solo en determinadas circunstancias estresantes o, también, cuando el sujeto esta intoxicado por sustancias. Pero actuar como se ha hecho en este caso (desmembrando el cadáver), tiene otras consideraciones médico forenses algo más complejas y no todo el mundo es capaz de hacerlo.

“Lo he tenido que hacer y cuando sepáis el por qué lo entenderéis” ha dicho el asesino confeso. Esta frase deja entrever la presión tan poderosa que debía estar soportando. El mismo asesino nos ha dicho que estaba “coaccionado”, “secuestrado” mentalmente por la víctima. Al parecer uno quería romper la relación (Daniel), mientras que el otro (victima) quería seguir adelante con una relación que a fecha de hoy no sabemos con certidumbre de que tipo era, y este, además, amenazaba a Daniel con hacerle daño a él y a su familia.

Como se puede ver este caso tiene algunas envolturas que explican, en parte, porque se está convirtiendo en una triste novela veraniega. Si quieren profundizar más les dejo el artículo publicado en un diario digital.

https://bit.ly/3Yv6zxq

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José Carlos Fuertes

Doctor en Medicina Especialista en Psiquiatría. Profesor Extraordinario de la Universidad de Zaragoza.

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José Carlos Fuertes