Según dicen los medios de comunicación la sentencia contra el joven cocinero español Daniel Sancho ya está redactada y se ha enviado a una “instancia superior”, para su revisión. Al parecer será leída al acusado y familiares el próximo jueves dia 29, un año después del atroz (y presunto) asesinato del cirujano colombiano Edwin Arrieta.

Ha sido, y es, uno de los casos seguidos con mayor interés por la opinión pública, no solo en España, sino también en otros muchos países por las circunstancias en cómo se produce y por quien la llevó a cabo (siempre presuntamente), el nieto del que fue superfamoso actor Sancho Gracia (Curro Jiménez), explican el interés y el seguimiento hecho por los medios y que ahora vuelve a la actualidad con motivo del fallo judicial.

La acusación contra Daniel Sancho

El escrito de la acusación por las noticias que se han filtrado es muy contundente y con muchas posibilidades de ser atendido por el Tribunal en toda su extensión. En este escrito se define y considera probado lo siguiente:

  • Hubo premeditación.
  • La motivación esencial fue el temor/miedo a que la relación sexual que podían tener ambos, víctima y victimario, se conociera.
  • Hubo ensañamiento con la víctima.
  • El fallecido sufrió lesiones traumáticas hasta su pérdida de consciencia, esperando y mostrando el agresor absoluto falta de remordimientos e intentos de ayudar al fallecido.
  • Posteriormente procedió a desmembrar el cuerpo de la víctima y a esparcir sus restos por vertederos, el mar y los alrededores introducido en bolsas de basura que previamente habría comprado.
  • Pudo haber “obstrucción de la investigación «creando pruebas falsas», (conversaciones de WhatsApp ficticias para simular que buscaba a la víctima cuando ya estaba muerto, aspecto que en España seria cuestionable su validez).
  • Según la acusación Sancho se mantiene aferrado a una «falsa realidad», negando su responsabilidad en el crimen a pesar de su confesión inicial.
  • En base a lo anterior solicita una indemnización por responsabilidad civil de unos 760.000 euros.

Sensu contrario la defensa del victimario, sostiene que la muerte del médico colombiano fue causada de forma accidental, al golpearse con un sanitario, mientras ambos peleaban, todo ello después de que Sancho descubriera las presuntas intenciones de Arrieta de abusar sexualmente de él.

Desde la óptica psiquiátrico forense los móviles del crimen, de escasa relevancia jurídico-penal, se dirigen a significar que Daniel «temía» que su relación con el cirujano saliera a la luz y que éste divulgara imágenes íntimas que le «avergonzarían» tanto a él mismo como a su familia, especialmente a su padre, el actor Rodolfo Sancho.

Según los criminólogos que participan en la defensa este miedo habría sido el motor del crimen, llevando presuntamente a Sancho a planear el asesinato, según la defensa no con antelación, intentando con esta argumentación desvirtuar que lo hiciera con premeditación.

Nada se ha hablado, que sepamos, en la instrucción de antecedentes psiquiátricos o psicopatológicos. Tampoco se ha esgrimido ningún informe psiquiátrico forense sobre la existencia de un trastorno de la personalidad o del abuso/dependencia de sustancias que al principio se señaló, siendo solo informes criminológicos los aportados y, por tanto, imposible que solo a través de ellos se pueda afirmar un estado disociativo como se afirma por la defensa.

En síntesis, la acusación pública y privada busca demostrar que fue asesinato a sangre fría, planificado y ejecutado con crueldad, mientras que la defensa pretende explicar los hechos a la luz de un homicidio imprudente.

La realidad es que pronto saldremos de dudas y las hipótesis que se plantean en cuanto al futuro de Daniel Sancho, siempre según los medios que se han especializado en este asunto se pueden resumir en los siguientes apartados:

  1. Permanecer en la cárcel actual que se ha dado en llamar «amable» de Koh Samui, ya que es usada para prisión preventiva y sus condiciones son muy diferentes a otras cárceles de Tailandia.
  2. Ser reubicado en una prisión parecida en la vecina isla de Surat Thani, también más relajada en espera de que sea firme la sentencia (entre 6 meses y un año).
  3. La última y la peor de las posibilidades, su trasladado a la temible cárcel de la capital de Tailandia (llamada el Gran Tigre porque devora a los sujetos que en ella están hacinados ya que hay más de siete mil internos cuando está hecha para la mitad). Esta posibilidad sería la más probable, algunos dicen casi segura, si es condenado a más de 20 años o pena capital.

Sancho seguirá con el pelo muy corto y vistiendo un uniforme de camisola y pantalón por la rodilla de color beige en los recuentos diarios y las visitas. Parece que se dedica al deporte (artes marciales), un ‘hobby’ que ya tenía antes del suceso, practica a diario muay thai, (boxeo tailandés), también nos dicen que comentan que practica yoga cada día.

El mismo Daniel ha explicado que el ambiente es relajado y pacífico, que se trata de una cárcel «amable», en la que «el ambiente es bueno». «Nos tratan bien y no hay ningún tipo ni de violencia ni de drogas». Según se ha escrito, Daniel lee mucho (hay biblioteca y pueden recibir libros de sus visitas después de que sean revisados por los funcionarios de Samui). El mismo afirma: “Estoy leyendo mucho, llevaba años sin leer, desde que me leí “Juego de Tronos”. Algunos de los libros que ha leído durante su encarcelamiento han sido: Las novelas del escritor peruano Carlos Castaneda, libros sobre la Antigua Roma, Cuentos de Edgar Allan Poe y ‘El conde de Montecristo’, de Dumas.

En las revistas del corazón se comenta que “No le gusta nada la comida del centro, y ha llegado a pedir «en alguna ocasión que se lo han permitido», hamburguesas y que ha compartido con algunos de sus compañeros de módulo.

En la cárcel de Samui, los presos pueden tener visitas de 15 minutos, en una sala y a través de teléfono. En estos encuentros, Sancho se ha mostrado relajado y con buen ánimo. Ha recibido visitas principalmente de sus padres, Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo y también ha podido hablar con ellos a través de videoconferencias, ya que los presos tienen derecho a tres llamadas al mes.

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José Carlos

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