Aprovecha el Tiempo.

Es muy conocida la máxima latina, Carpe Diem. Es decir, aprovecha el tiempo. Vive intensamente y date cuenta que la vida pasa muy rápido y no conviene perder ni un solo segundo..

Pero vivir intensamente no debe confundirse con “vivir con prisas”, estas no son nunca buenas. Ya lo decía el excelso médico y escritor D. Gregorio Marañón: “La rapidez que es una virtud engendra un vicio que es la prisa”. No se puede decir de forma más clara y contundente.

Aprovechar el tiempo no es sinónimo de premura o precipitación. Tampoco lo es de agobio o desasosiego. Aprovechar el tiempo es no desperdiciarlo, es usarlo eficazmente, es, en suma, sacarles partido a todos y cada uno de los momentos que componen nuestra vida.

El tiempo es una de las pocas cosas que no se puede comprar. Cada minuto que pasa es irrepetible. Podrá haber otros segundos parecidos, similares, pero nunca serán el mismo. Por lo tanto, hay que exprimir bien el jugo del tiempo e intentar rentabilizarlo al máximo.

Hay personas que tienen una tendencia muy acusada a posponer sus actividades o deseos. Todo lo dejan para mañana. Y lo que tienen que hacer mañana para pasado. Y así viven, malgastando el preciado tesoro del tiempo sin conseguir sus objetivos ni deseos. Ahora le llaman “procrastinar” a lo que siempre se ha llamado pereza o dejadez para poner en marcha las ideas y proyectos

Es un defecto importante eso de “procrastinar”, ya que se van acumulando los objetivos y, también las obligaciones, lo que produce malestar y sobre todo un bloqueo al ver que tenemos pendientes demasiadas cosas por hacer.

No es difícil aprovechar la vida, solo requiere un poco de voluntad y un mucho de organización. Y sobre todo tener una consigna muy sencilla y precisa: “no dejar para mañana lo que podamos hacer hoy”, sabio refrán español cargado de sentido común y de sabiduría.